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  Dra. Loreto Corredoira

  Bienvenidos a mi página donde compartiré materiales y contenidos para los alumnos, colegas e investigadores en Derecho de la Información, Cyberlaw y Políticas Audiovisuales.

Del Watergate a los Papeles de Panamá (1). Claroscuros legales de las filtraciones

Los papeles de Panamá son el último de los más paradigmáticos casos de filtraciones en la historia del periodismo de los últimos 50 años. En todos ellos, la prensa ha destapado conexiones entre empresas y personas con la comisión de delitos que lastran la sociedad contemporánea: la financiación del terrorismo, el blanqueo de capitales,  escándalos diplomáticos… Las consecuencias legales de estas filtraciones van más allá de los implicados y, en muchos casos, afectan también a los periodistas que las destapan y a sus fuentes.

 

Escribí esta colaboración para el Blog Conversaciones con y desde entonces han seguido desvelándose casos que apuntan no sólo a los casos (legales o no, pero moralmente discutibles) de los que fueron allí por ser "paraíso fiscal", sino secretos de tramas inconfesables. Hoy mismo @elconfidencial publica una trama de narcotráfico.

 

Inicio de la comunicación del empleado de Mossack al diario alemán.

 

Quizá por el factor sorpresa –como la de las filtraciones de naturaleza militar y diplomática- o, por el temor a un ataque frontal al Estado de Derecho, todos tenemos en el recuerdo reciente el primer jaque mate informático e informativo que supuso Wikileaks para las sociedades democráticas. En estos días estamos ante otra investigación periodística, con origen también en un soplo o filtración, pero esta vez coordinada, elaborada y publicada tanto en medios de comunicación clásicos, como en medios nativos, siguiendo métodos y rutinas propias de la prensa libre. Una información global (que afecta a 21 países) con fuerte impacto nacional y local.

Apelando a nuestro imaginario cinematográfico, los #papelesPanamá se parecen mucho a otros dos casos. El que reflejó “Todos los hombres del presidente”, película estrenada precisamente hace 40 años, dirigida por Alan J. Pakula sobre el caso de los periodistas del Washington Post en el escándalo del Watergate; Y, sobre todo, a “Los papeles del Pentágono”, que enfrentó en el Constitucional norteamericano (The Supreme Court) al New York Times con el Gobierno por la participación en la Guerra del Vietnam, tras las filtraciones del funcionario Ellsberg [1]. Paradojas de la vida, ambos “archivos” hoy están desclasificados y disponibles online en la Nixon Library.

Si se midiese por cantidad, hoy deberíamos estar abrumados. Los papeles del Pentágono fueron 7000 páginas. La revelación de Wikileaks, sólo sobre Iraq, 40.000. De Snowden destaca no tanto el número como los resultados: los métodos de “vigilancia” empleados por la NSA con la colaboración de empresas “telecos” y de Internet. En el caso de Panamá la cifra aumenta: los 11 millones de documentos de los que habla el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) son una razón de peso para entender que este periodismo de investigación de datos requiera una red global de informáticos, dirigidos por periodistas y abogados, para esclarecer la verdad al servicio de la comunicación.

 

Elementos en común de los casos

Los Panamá Papers (#papelesPanamá) nos han traído a la memoria varios casos de filtraciones de documentos clasificados, o de datos de actividades opacas y fraudulentas, ocurridos en estos últimos 10 años. Wikileaks, por lo que tiene en común con los “leaks”, fue el primer caso de filtraciones masivas de datos e informaciones comprometedoras para los Estados Unidos y otros países occidentales; primero por violaciones del medio ambiente (Costa de Marfil, caso desechos tóxicos de la empresa Trafigura, revelado en 2009) pero, sobre todo, por las torturas de la guerra de Irak filtradas por el soldado Manning a Assange, reveladas en 2010.

Snowden es el caso de la vigilancia masiva de la Agencia estadounidense NSA que ha puesto de manifiesto la organización sistemática del espionaje mediante el control de datos y metadatos de toda comunicación online, la grabación con drones de domicilios y lugares del mundo entero y la red de satélites que conecta los continentes.

La lista Falzani comparte con Panamá no tanto ser un jaque al Estado como al mundo económico –corporativo y de inversores-, pues fue una revelación de cuentas bancarias que afectó a ciudadanos y empresas inversoras en Suiza.

 

Filtraciones

 

Todos los casos tienen en común que:

  • Han supuesto un jaque a los servicios de inteligencia de Estados democráticos
  • Cuestionan la legalidad vigente en materia de secretos por su carácter general (y no excepcional)
  • Son una respuesta de voces no autorizadas (whistleblowers, se les llama por considerarles soplones) ante insoportables mentiras oficiales
  • Utilizan métodos informáticos de tratamiento de información sofisticados y de la mano de expertos en seguridad de redes
  • Las fuentes alertaron primero a sus superiores (Snowden) o a las autoridades (Falciani) pero no les hicieron caso
  • Han contado con la simpatía popular por revelar informaciones que alertan sobre abusos de poder y corrupción
  • Además de su difusión en medios alternativos (wikis, blogs, etc) han recalado en medios de comunicación tradicionales (mainstream media) cuando han sido confirmados dotándose de una gran credibilidad y sin enfrentar a los “mensajeros”
  • Han provocado crisis políticas y dimisiones tanto en gobiernos como en instituciones internacionales
  • El hecho de difundirlas tiene consecuencias legales en los que lo hacen (acusación de traición –Snowden- prisión -Manning-, revelaciones de secreto empresarial –papeles de Panamá-), etc.
  • De ser falsas o imprecisas los profesionales que las difunden podrían incurrir en delitos contra el honor (en España, en concreto por calumnias [2] , si se comprueba que entre los nombres difundidos figuran personas que no cometieron delito alguno), injurias o intromisiones civiles en el honor, intimidad.

Periodísticamente hablando, el precedente de Panamá son los papeles del Pentágono, en los años 70, o las revelaciones de Snowden a los diarios The Guardian y Washington Post (2013). En el Watergate, los periodistas -también del Post- Woodward y Bernstein desafiaron al Gobierno de los EEUU y, pese a ser acusados de revelación de secretos, publicaron las informaciones sobre la financiación ilegal de partidos, espionaje en Washington, etc.

Los periodistas del NYT que publicaron los papeles del Pentágono fueron absueltos por el Tribunal Supremo en una sentencia que pocos invocan en los análisis de estos días: Sí hay primacía del derecho a difundir (algo más que la libertad de expresión) cuando el asunto tiene interés general. Seis magistrados se impusieron a tres en la célebre sentencia [3] que estudiamos anualmente en nuestras Facultades, que enmienda la Constitución americana para una mejor comprensión de la libertad de prensa dentro de la libertad de expresión.

 

Portada del diario el 1 de julio de 1971.

Portada del diario el 1 de julio de 1971.

 

 

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